LA PRÓSPERA INICIATIVA INDÍGENA DEL CACAO EN PERÚ BENEFICIA TANTO A LAS PERSONAS COMO A LOS BOSQUES

19 de diciembre de 2023

En el corazón de la Amazonia peruana, el fulgurante éxito de la cooperativa Kemito Ene es un magnífico ejemplo de cómo defender la cultura indígena y proteger los bosques mediante prácticas agroforestales sostenibles.

Fundada hace 12 años, Kemito Ene surgió como símbolo de resiliencia para el pueblo ashaninka de la cuenca del río Ene. Representando a 19 comunidades indígenas, se comprometió a transformar el panorama socioeconómico de una región acosada por el conflicto armado, el cultivo de drogas, la pobreza y escasos servicios públicos.

Al centrarse en prácticas sostenibles de uso de la tierra, prestar asistencia técnica sobre técnicas de gestión de cultivos y prevención de enfermedades y conectar a los productores con los mercados, se ha convertido en una cooperativa indígena líder.

Y desde 2021, no ha dejado de aumentar su ambición. En colaboración con RFUK, se fijó objetivos ambiciosos para mejorar su estructura organizativa y su capacidad de gestión, aumentar la calidad y el rendimiento del cacao y transformar los campos de los productores en sistemas agroforestales. Esta colaboración ha logrado hitos notables, ampliando la asistencia técnica a 200 familias.

Resultados reales para las personas

Gracias a estos esfuerzos, Kemito Ene ha podido superar con creces sus objetivos de producción. Al inicio del proyecto, los productores cosechaban una media anual de 549 kg/ha. Al concluir el proyecto, se calcula que serán 740 kg/ha, un 74% más. Además, los ashaninkas han encontrado nuevos mercados para su producto de alta calidad participando en ferias nacionales e internacionales de chocolate y en eventos empresariales en Singapur, Tailandia e Indonesia. Estos esfuerzos colectivos han culminado en un asombroso aumento del 573% en las ventas de Kemito Ene para la cosecha de 2024 en comparación con los cuatro años anteriores.

Y para los bosques...

La iniciativa no sólo ha aportado mejoras reales a los medios de vida de los ashaninkas, sino que también ha demostrado los beneficios climáticos de una agrosilvicultura bien gestionada. Gracias a la incorporación de innovadoras parcelas de medición permanentes, ha sido posible medir la importante capacidad de almacenamiento de carbono de los campos de cacao, que muestra una media de 50 toneladas de carbono por hectárea. En particular, el 63% de este carbono se encontraba en árboles madereros, el 19% en árboles de cacao, el 12% en árboles no madereros y el 6% en especies frutales utilizadas para el autoconsumo.

Esto es más que un triunfo financiero o medioambiental; es testimonio de la capacidad de la cooperativa tanto para superar sus retos como para prosperar y mantener un profundo impacto a lo largo de los años. Los ashaninkas también han logrado dar forma a una visión colectiva de la gestión sostenible de sus tierras, que abarcan cientos de miles de hectáreas, ofreciendo a sus familias la oportunidad de generar ingresos propios, crear puestos de trabajo y reinvertir en sus comunidades de forma acorde con su cultura.

La defensa de este tipo de empresas indígenas será crucial para hacer frente al doble reto de responder tanto a las necesidades de desarrollo como a las medioambientales en los bosques tropicales. Las comunidades a las que representan, a menudo marginadas históricamente y enfrentadas a amenazas persistentes a sus derechos y tierras, luchan tenazmente por una vida definida por la justicia, la paz y el reconocimiento como custodios de sus bosques.

De cara al futuro, los logros de Kemito Ene lo sitúan como un modelo potencial para ampliar este tipo de intervenciones a otras regiones de la Amazonia peruana y más allá.

Collage Kemito Ene

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